Armonía Mente y Cuerpo
Fuerza y movimiento fluído

Para todo aquel que ha practicado durante muchos años (30, 40, 50) artes marciales japonesas (en mi caso particular el Karate), entrar en el mundo del Taichi, es realmente complicado.

Tratar de moverte con fluidez y lentitud después de intentar durante tantos años moverte cada vez más rápido, supone un esfuerzo desmedido y la sensación de que este arte no es para ti.

Si eres capaz de soportar esta difícil situación, al fin llega el momento en que te sumerges en la magia del movimiento relajado y un tiempo después, en la eficacia de las técnicas que desde siempre quisiste lanzar con la máxima velocidad sin conseguirlo.

Conocer al Maestro Fumin Wang Guo, fue para mí una auténtica suerte; aunque en el mundo del Zen se dice que nada ocurre por casualidad sino por “causalidad” (principio de causa y efecto). Cuando aprendes una “serie” de Taichi, experimentas el deseo de seguir estudiando cuantas más mejor, hasta que después de muchos años, descubres que ocurre lo mismo que con los Katas de Karate, que lo importante es “la esencia” que se esconde tras la forma.

Algunos detalles que considero importantes y que quisiera destacar en esta forma de «meditación en movimiento», es que su velocidad NO es constante; yo la comparo más bien al movimiento de un péndulo, que conlleva una aceleración seguida de una deceleración.

También tenemos que entender, que si nos movemos con demasiada lentitud, no podremos aplicar la inercia a los desplazamientos ni a las técnicas, No tiene mucho sentido que al caminar, desplacemos un pie y después de posarlo en el suelo desplacemos nuestro peso; a mi modo de entender esto no tiene sentido práctico en la aplicación de la fuerza y ni siquiera se ajusta a la forma en la que caminamos en la vida real.

Algo similar ocurre cuando observamos una pequeña pausa del pie que se desplaza, cuando éste se acerca al pie de apoyo. Esto no tiene ningún sentido, a menos que consideremos el Taijiquan solo como un método de entrenamiento terapéutico.

Cuando conseguimos movernos con la máxima relajación, solo tenemos que acelerar los movimientos para empezar a sentir su eficacia desde el punto de vista marcial. No obstante, tenemos que admitir su eficacia a nivel terapéutico y como sistema de entrenamiento «para la salud integral»; tal vez por eso, este arte se ha hecho tan popular a nivel mundial.

Ahora sé que si algún día mis articulaciones no resisten la explosividad de las técnicas de Karate, siempre tendré el recurso de poder practicar Taichi.

Desde esta Web, os animo a practicar este arte de vida; especialmente invito a profesores e instructores de las artes marciales llamadas “duras” a que como yo, fusionen el Taichi con sus respectivos estilos de combate y así poder disfrutar de esta increíble experiencia que hoy comparto con todos vosotros.

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Fumin Wang Guo

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